Representación Social
- Agustina Moyano
- 28 nov 2020
- 1 Min. de lectura
Si bien tiene su origen como concepto en la sociología durkheimiana, la teoría de la representación social es desarrollada y ampliada desde la psicología social de la segunda mitad del siglo XX. La definición que hoy presentamos es un aporte de Denise Jodelet (1986, La representación social: fenómenos, concepto y teoría), y hace referencia a la representación social como un conocimiento de carácter práctico, generado y difundido socialmente, que es a la vez actividad mental en cuanto remite a otra cosa que no está, la sustituye, y reproduce una imagen en el pensamiento. A través de ella nos relacionamos con el mundo —y con quienes lo integran— creándolo, modificándolo, aprehendiéndolo, comprendiéndolo y significándolo. La representación social pasa por dos procesos relativos a su elaboración y funcionamiento. El primero de ellos, la objetivización, consiste en la formación y estructuración de una imagen del objeto. A través del segundo proceso, el anclaje, se le confiere significado y utilidad a ese objeto, a la par que se lo integra cognitivamente al sistema de pensamiento preexistente. La importancia de este concepto para la sociología radica en su potencialidad para expandir su horizonte de preguntas pensando (inter)disciplinariamente diversos campos de estudio, como el sentido común, los estereotipos y la intersección de lo social con lo psicológico.
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